INE

Artículo publicado en el periódico El financiero, el día 31 de agosto del 2020.

 

En un foro que organizamos en Inteli-Iuris sobre la prospectiva jurídica del próximo semestre, tuve el honor de moderar al consejero presidente del INE, doctor Lorenzo Córdova Vianello. Dueño de una pedagogía pública envidiable, la cabeza del INE hizo un balance de la evolución del sistema electoral; explicó dónde estamos y cuáles son los dilemas que enfrentamos de cara al próximo año: Covid-19, polarización, desencanto democrático y, esto lo digo yo, un ataque sistemático a la autonomía del Instituto desde la Presidencia de la República.

Confrontó dos visiones del cambio político en México, la “creacionista”, en la que sus seguidores actúan como si la democracia arribara a México apenas en el 2018, producto de la lucha del pueblo encabezada por el nuevo liderazgo, en contra de los corruptos, neoliberales y adversarios; y la “evolucionista”, en la que, efectivamente, los ciudadanos ratificaron su compromiso con la democracia en julio de 2018, pues las reformas institucionales y la demanda ciudadana por más y mejor democracia, condujeron gradualmente a un sistema político más inclusivo, abierto y democrático durante 40 años con reformas consensuadas.

En una magnífica síntesis, dividió las reformas electorales en cuatro grandes bloques: 1977-1987, inclusión y apertura del sistema político; 1990- 1994, inyección de credibilidad a las elecciones; 1996-2008, fortalecimiento de la equidad en la competencia electoral; y 2014, estandarización de instituciones, reglas y criterios.

Córdova ofreció una numeralia comparativa entre IFE e INE apabullante: en 23 años, el IFE organizó 18 elecciones (cuatro Presidencia, seis Senado, ocho Diputados y tres extraordinarias); contra 198 que ha organizado el INE en sólo seis años (una Presidencia, una Senado, una Diputados y 194 elecciones locales).

Es difícil argumentar, racionalmente, que el INE es parcial, si entre 2015 y 2019 hay un índice altísimo de alternancia: 57 por ciento en diputados federales; 82 por ciento en senadores; 64 por ciento en gubernaturas; 57 por ciento en diputaciones locales y 67 por ciento en ayuntamientos, más la Presidencia de la República con los últimos tres presidentes de distintos partidos.

Este año habrá elecciones en Coahuila e Hidalgo. En 2021 tendremos la elección más grande de la historia: 15 gubernaturas, mil 63 diputaciones, mil 926 ayuntamientos y 500 diputados federales. La lista nominal de electores rondará los 95 millones de ciudadanos (6.6 por ciento más que en 2018); se instalarán 164 mil 550 casillas (5.0 por ciento más que en 2018); habrá siete mil 5 supervisores electorales y 41 mil 245 capacitadores; se visitarán 12 millones 347 mil 400 ciudadanos; se requerirán un millón 480 mil 950 funcionarios para la elección de los 21 mil 364 cargos a elegir (16.77 por ciento más que en 2018).

Multiplique los cargos por partidos políticos, sus procesos internos de precampaña para elegir candidato, sume también los independientes y, para el día de la jornada, considere a representantes de partidos políticos, observadores, personal de la fiscalía especializada y no tengamos en cuenta a los llamados movilizadores. En total, el día de la elección habrá una operación de cinco millones de personas para que usted y yo podamos votar a partir de la organización, administración, fiscalización, monitoreo y demás actividades que lleva a cabo el INE.

Temas relevantes: la Secretaría de Gobernación pidió al INE los datos biométricos contenidos en el padrón electoral. El INE contestó con categoría que la Constitución les confiere su resguardo.

Ya no puede reformarse norma alguna para los procesos que vienen, lo cual nos mantienen a salvo de embates antidemocráticos.

El Congreso de la Unión no ha aprobado las reformas pendientes de consulta popular y reelección. Ello es muy delicado si se toma en cuenta que el presidente López Obrador parece empeñado en hacer una consulta popular, a todas luces ilegal, para levantar su popularidad perdida (esto es de quien escribe y no del consejero presidente Córdova, quien por lo demás fue muy prudente en toda su exposición).

En los próximos días se resolverá sobre el registro de nuevos partidos políticos, otra tarea más del INE.

Preocupan los embates presupuestarios, burda manera mayoritaria para restar autonomía funcional a los órganos que regulan los procesos del Estado. Sin embargo, el instituto jugó con mucha inteligencia: la elección de 2021 es 6.6 por ciento más grande que la de 2018, y sólo envió en su presupuesto un incremento de 3.5 por ciento. Si la Cámara de Diputados no lo aprueba, y esto también es mío, será un claro complot contra el sistema electoral.

El INE pidió para la elección más grande de la historia 32 centavos por cada 100 pesos que gastará el gobierno en 2021; veremos la importancia de la democracia. Cada voto nos costará 86.3 pesos y se destinarán 378 millones de pesos para prevenciones de Covid-19.

Lorenzo Córdova nos tranquilizó a quienes le escuchamos. Un académico consumado volcado a la praxis. Un demócrata altamente tecnificado y responsable que ha tenido que salir, vergonzosamente, a defender la autonomía constitucional de la institución que garantiza nuestra democracia.

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