Artículo publicado en el periódico El´Financiero el día 24 de agosto del 2020.
Así lo dijo el presidente López Obrador y tiene razón. El pueblo se cansa, de tanta pinche transa. No recuerdo una expresión tan vulgarmente cierta dicha en boca de un mandatario. Me viene a la mente la aberración del presidente Peña Nieto señalando que respecto a la corrupción, según él problema cultural, que lance la primera piedra quien esté libre de pecado. Ambos tienen razón.
La zaga de declaraciones de Emilio Lozoya revelan la podredumbre del sistema, pero no hacen prueba. En términos jurídicos, se trata de declaraciones, indicios y algunos elementos que difícilmente cuadrarán circunstancias de tiempo, modo y lugar.
Los dos personajes que recibieron los paquetes de dinero tendrán que declarar quién se los dio, para qué se los dieron y lo más importante, a quién los entregaron. No es difícil suponer que se tragarán el sapo y salvarán a sus patrones.
Hay otras historias que parecen más un encargo visceral, parte del acuerdo que mantiene al confeso fuera de las rejas: que el expresidente Salinas le dijo a Lozoya papá que ayudara a un constructor a quien finalmente no ayudó, es difícil de probar ¿qué declaración habría de esperar del padre del inculpado contra el archienemigo del presidente de la República?
Supongo que el señor Lozoya tendrá más elementos para comprobar sus dichos, lo que tampoco parece lejano si ya está en el territorio de la traición estructurada.
Lo que es un grave despropósito es el tratamiento mediático y político del presidente tabasqueño y la magistral diferencia de discurso entre la entrega de dineros para la campaña de los otros, a la entrega de dinero para su propia campaña, en el que nada menos que su hermano es el sujeto del delito.
El presidente desea que todos veamos los videos de escándalo proporcionados por Lozoya e induce al escarnio público; desea que se conozca la carpeta de investigación y curiosamente se filtra la denuncia que debía guardar estricta reserva para su mejor investigación; pero sobre su hermano justifica el financiamiento popular, como ocurrió en la Revolución, dice; y su señora esposa compara el ilícito con Leona Vicario.
La pareja presidencial olvida que justicia y anticorrupción solo pueden realizarse al amparo de la ley, y donar dinero a un partido sin especificar quién lo hace, con qué monto y qué modalidad, acarrea responsabilidad administrativa para Morena que el mismo INE debe investigar motu proprio; amén que los sujetos del video pueden ser responsables penalmente. Habrá que ver la seriedad de la Fiscalía Especial para Asuntos Electorales.
Algunos se jactan que los delitos que confiesa Lozoya ya prescribieron, y no necesariamente; pero los que no han prescrito, sin lugar a dudas, son las del hermano presidencial incómodo.
Andrés Manuel calificó la denuncia de Lozoya de tragicomedia y le dedicó más de una hora en la mañanera; mientras que lo de su hermano es contribución justa al Movimiento. De los acusados por el priista dijo que si no recibieron dinero, no deben preocuparse. Su hermano y el colaborador ejemplar sí deberían preocuparse entonces. Con unos induce al escarnio, con los suyos a la reconstrucción moral y popular de la Patria.
La autonomía de la Fiscalía queda en entredicho. El juicio mediático toma por asalto el discurso y catapulta la popularidad del tabasqueño cuando dice: “Que llame a declarar a todos los implicados, que se limpie de corrupción al país, que se denuncie públicamente a los involucrados para seguir estigmatizando a la corrupción”. Nada similar señaló, a un día de distancia, sobre lo que confesaron sus correligionarios.
Cree defenderse: “hemos venido luchando durante muchos años y nos ha financiado el pueblo”. El punto, señor presidente, es que la ley lo obliga a reportarlo, pues son las reglas del sistema democrático en el que ganó. Siempre se ha quejado de los órganos electorales, pero usted mismo confiesa que no atiende a sus obligaciones ¿No que iba a poner el ejemplo?
Cobra sentido que las autoridades electorales, financieras y partidos se pronuncien por aumentar la bancarización para manejar dinero en comicios y piden colaboración estrecha entre la Secretaría de Hacienda y el INE para evitar que dinero no reportado financie las campañas y altere la equidad. Y es que datos del Banco de México permiten concluir que el flujo de dinero circulante aumenta cuando hay campañas electorales. La razón, según Luis Carlos Ugalde, es que los partidos utilizan ese dinero no reportado al INE para pagar mayoritariamente sus estructuras electorales. En ambos casos huele mal, pero en el de Morena las pruebas muestran a los inculpados.
En ambos casos hay abusos y premeditación respecto de una posible y necesaria traición, de ahí los videos. En ambos casos hay ilícitos, pero en el de Morena se puede actuar ya. Ambos casos, como bien dijo el presidente, cansan al pueblo por tanta pinche transa.
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