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Artículo publicado en Milenio, el día 29 de marzo de 2023.


Al Presidente le incomodan, por decir lo menos, los organismos con autonomía constitucional. En su concepción, son el resultado del arreglo neoliberal, duplican funciones y son tapaderas de la corrupción. Además, responden a una lógica propia que escapa al mandato popular expresado en las urnas y encarnado en la figura presidencial. Dicho de otra manera, son contrapesos no democráticos “que deberían desaparecer, cuestan mucho y no sirven de nada”.

El gobierno de la 4T ha adoptado varias estrategias para socavarlos. La cooptación, la denostación, las reducciones presupuestales o la parálisis por falta de designación de sus integrantes. El Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) ha sufrido todas ellas en medio de un sainete que, si no fuera por lo delicado del asunto, bien serviría para una sátira política.

El instituto nació con la transición democrática en 2002. Con el tiempo evolucionó y es una institución nacional especializada en la protección de dos derechos fundamentales para una sociedad democrática: el de acceso a la información y el de protección de datos personales. Gracias a una labor ininterrumpida de dos décadas, hoy las y los ciudadanos sabemos que las acciones, decisiones y gastos de las autoridades son públicos y que tenemos derecho a conocerlos.

El INAI es un órgano colegiado integrado por siete comisionado(a)s. Desde abril de 2022 funciona con solo cinco miembros, pues el Senado no había designado a dos que concluyeron su periodo en esa fecha. El próximo 31 de marzo, un tercer comisionado concluirá su encargo. Con tres vacantes, el organismo simplemente no podrá funcionar, pues la ley establece un quórum de cinco.

A principios de marzo de este año, el Senado designó con más de 300 días de retraso, y en un procedimiento muy cuestionado, a Ana Yadira Alarcón Márquez y a Rafael Luna Alvizo para ocupar las vacantes en el INAI. A los pocos días, y para sorpresa de todos, el presidente López Obrador vetó estos nombramientos y los devolvió al Senado. El argumento fue simple: “todo indica que se repartieron a los dos candidatos, uno para Morena y otro para el PAN”.

Mientras esto sucedía, el Senado echó a andar el procedimiento para designar al tercer comisionado. El lunes 27 de marzo las comisiones responsables aprobaron un dictamen donde propusieron a cinco hombres y cinco mujeres como los perfiles mejor evaluados. No obstante, este proceso también ha dejado mucho que desear y aún no concluye.

El pasado lunes, se interpuso ante la Suprema Corte una controversia constitucional para que el Senado acelere el proceso de designación. Si nada sucede, podríamos quedarnos sin INAI. Y la opacidad florecerá.

NOTA: Calumnias públicas, homofobia en redes, degradación inimaginable son las respuestas a la decisión del ministro Laynez de suspender el plan B. La injuria se olvidará. Perdurará la dignidad y la razón. 

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